Por William Alfonso Zapata Ríos
Abogado, Sociólogo, Especialista y Máster en Juventud - 09/05/2024
A lo largo de la historia, los errores han sido la chispa que encendió grandes descubrimientos y avances. Como ocurre con la leche, que al fermentar se convierte en yogur, un producto más valioso, y que al seguir madurando se transforma en queso, aún más preciado, nuestros errores pueden ser la base de algo grandioso.
Piensa en Thomas Edison, quien, tras innumerables intentos fallidos, finalmente logró inventar la bombilla eléctrica. Sus errores no lo detuvieron; al contrario, lo impulsaron hacia el éxito.
O considera a los hermanos Wright, quienes, tras múltiples fracasos en sus primeros intentos de volar, no solo consiguieron hacer volar su avión, sino que cambiaron para siempre la forma en que entendemos el transporte. De igual manera, no es un error lo que define a una persona, sino cómo responde a él.
Los errores son las herramientas que nos forjan, nos enseñan y nos hacen más valiosos. Son esos tropiezos los que nos permiten alcanzar la grandeza.
No permitas que los errores te detengan. La práctica constante no es lo que nos hace perfectos, sino la capacidad de aprender y adaptarnos a las lecciones que cada error nos brinda.
Así que no temas a los errores. Cada uno de ellos es un gran paso adelante. Sigue avanzando con determinación, porque cada desvío en el camino puede ser la puerta a un descubrimiento que cambiará tu vida.
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